Soy una mujer enamorada del mar y de la tranquilidad que se encuentra en la soledad. En ese silencio he aprendido a escucharme, a entender mis emociones y a valorar los pequeños instantes de paz. Pero también sé que a veces hace falta alguien con quien compartir lo que uno lleva dentro, sin juicios ni máscaras.

Me gusta hablar con personas con sensibilidad, que comprendan que una buena conversación puede ser una forma de desahogo, un refugio donde las palabras fluyen con sinceridad.

Busco complicidad, esa sensación de confianza que aparece cuando alguien te escucha de verdad y te hace sentir comprendida. Si también crees que una voz al otro lado puede ser compañía en los días más quietos, quizá encontremos en nuestras charlas algo bonito que nos devuelva un poco de calma.